miércoles, 29 de octubre de 2014

Egoismo

Anoche ante el sonido de un llanto desconsolado
Me preguntó:
- ¿de dónde vendrá ese llanto?
- Viene de mi. Respondí 
Entonces dijo 
- No
y empezó a llorar

Un superheroe en Turen



Cuento las gotas en el piso
Camino sobre ellas

Y ellas sobre mí.

El recolector de aguas perfila el techo y termina en un agujero, justo en la mitad. Allí tres cadenas impiden que la lluvia se convierta en uno de esos chorros que hacían de regadera en Turen y a veces en Piritu.

Mamá nos refería que al abuelo le encantaba bañarse con el agua de lluvia y especialmente en esos chorros que caían desde el techo de su casa. En Turen hace mucho calor aún en época de inviernos.

En alguna de esas "duchas" del abuelo, el delicioso chorro se convirtió en una serpiente que de inmediato se enrolló en su cuello.

Mi abuelo, con una de sus colosales manos, logró agarrarla por la cabeza tratando que aflojara y mientras más la apretaba, la culebra, que en mí imaginación era inmensa, más se enrollaba en el cuello de mí abuelo.

Aquello fue un duelo a muerte del que Don Segundo salió victorioso. Si hubiera un superhéroe del llano, ese habría sido mi abuelo.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Sonrisa 1

- Se ve usted muy bien este día
- Es uno de mis días mas tristes
- Le sienta bien la tristeza
- Sonrió 

viernes, 17 de octubre de 2014

En dos lineas

De tanto llamarte Amor voy olvidando tu nombre
Si te llamo por tu nombre, ¿se me olvidará el Amor?

martes, 14 de octubre de 2014

Benedetti 2

Mass Media
De los medios de comunicación
en este mundo tan codificado
con internet y otras navegaciones
yo sigo prefiriendo
el viejo beso artesanal
que desde siempre comunica tanto


M.B Mario Benedetti, itinerario de vida y literatura (Biografía)

Benedetti

Mario Benedetti tenía ojos redondos, oscuros y sonreídos. Debajo de ellos sus parpados inferiores, dos columpios para mecerlos. Los superiores, dos paraguas para los días de lluvia.
Mario Benedetti debe haber llorado en algún columpio mientras escribía alguno de sus poemas.

Tenía un tobogán para respirar y una alfombra blanca para no lastimarse después de esa bajada pronunciada sobre sus labios. Mario Benedetti siempre me habló con su lápiz sobre una hoja que iniciaba en blanco y terminaba convirtiendo mis manos en atril.


Mario Benedetti va y viene. Yo lo leo diferente cada vez, como si al regresar nos comprendiéramos de una manera diferente, como si entendiéramos que necesitábamos ese espacio tanto como necesitábamos encontrarnos nuevamente. Cada vez.

lunes, 13 de octubre de 2014

Eternidad

Esta eternidad que agota
toma la respiración
exprime el alma
repite incansable la
Nada,
irrumpe en el sueño
disparando balas al recuerdo
amaneciendo a deshoras
desnudando silencios