miércoles, 9 de marzo de 2011

Con ache

Esto no lo viví, me lo contaron y me gusta creerlo.


Resulta que Don Segundo, mi abuelo, tenía la gracia de congregar al pueblo con las historias de sus viajes hasta la lejana Valencia o a la capital, de donde regresaba siempre con cortes, golosinas, quesos, libros e historias del camino, entre otras cosas. 

En el pueblo vivía un señor cuyo nombre era Hermenegildo, debo suponer ya fallecido y seguramente enterrado en el cementerio de Turen. A Hermenegildo todos le llamaban Meregildo.

Una noche de esas en las que luego de alguno de sus viajes, él entretenía a sus fanáticos, uno de ellos le dijo algo así como: 
- Don Segundo cuéntenos algo que le haiga acontecido en uno de sus viajes a la capital, y mi abuelo le corrige diciendo, no se dice haiga se dice haya.

La persona con cara de extrañeza le pregunta, Don Segundo y eso como se escribe? Mi abuelo, con su verbo inmediato y tan buen hablar, le respondió
- Hijo, haya se escribe con ache, con H de Meregildo.

Todo esto ocurría antes que el encargado de apagar las lámparas de querosén que hacían de faroles en la calle, pasara para decir que ya era hora de dormir.

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