martes, 27 de noviembre de 2007

Desayuno con Uribe

Ayer en Venezuela desayunamos con Uribe. Si con Álvaro, el Presidente de la República de Colombia, sin adjetivos de alguna otra innecesaria índole.

Y el desayuno fue continental, no por los panecillos, la mermelada, el jugo de naranja y café (este último si estuvo en el desayuno y tenía un sabor diferente, ni mejor, ni peor, solo diferente), sino porque sus palabras, respetuosas, elegantes pero sobre todo contundentes, aun recorren cada uno de los caminos que enlazan nuestro pensamiento con nuestros corazones, nuestra casa con la del vecino, con el vecindario, con la comunidad, con la ciudad, con el país, con la fronteras, todas esas líneas invisibles que nos separan y nos unen, de norte a sur, de este a oeste.

Allí estuvimos, negros y rubios, amarillos, morenos, indios, el multicolor que nos caracteriza, escuchando sobre dignidad y dignificándonos como ciudadanos, recordando que tenemos un rol importante que desempeñar en los próximos días, pero sobretodo en los siguientes, pues no estamos acostumbrados a la reconstrucción consciente. Otros se han encargado de restablecer "el orden y la paz" y luego nosotros, en rol pasivo, nos hemos dedicado a criticar o sencillamente a observar desde nuestros balcones como la vida pasa al frente de nuestras narices, sin siquiera presentir el aroma de sus consecuencias.

No importa en que geografía este nuestro cuerpo o nuestra mente, lo que está ocurriendo nos toca, el tiempo no es infinito, pero lo tenemos. Recuperemos en principio la voluntad de orientar nuestra decisión hacia el ejercicio autónomo de construir un destino colectivo que nos pertenezca; que de verdad sea nuestro, de todos. El proceso está herido, lo suficiente para que la consciencia del pueblo nos regrese a un camino de construir juntos.

martes, 20 de noviembre de 2007

¿Café sin leche?

Opiniones encontradas con respecto al consumo de leche de vaca podemos encontrar todas; en fuentes confiables o no, en tratados de nutrición, libros, folletos, en internet. Por todos lados nos apabullan con información a favor o en contra del consumo de leche y sus derivados, ya uno no sabe si es la mala o la buena leche, si son los productores de frutas y vegetales los que están interesados en acabar con el mercado de lácteos; en fin.

Pero mas allá de si es buena o mala, lo que me ocupa con la leche y su progresiva desaparición (así como de sus productores y procesadores), es el asalto al lenguaje que sufrirá nuestra cultura de consumo de café en Venezuela (que para algunos también es mala.... que tiempos aquellos en que andábamos por allí desinformados o desorientados, y felices) y la riqueza que ha aportado a la manera tan deliciosa de comunicarnos cuando pedimos y compartimos, por ejemplo, un cafecito.

Y es que la leche ha jugado un papel importante en el proceso creativo, infinito por cierto, que hemos tenido los venezolanos para construir un lenguaje propio alrededor, entre otras cosas, del café y en este particular tema, esta riqueza del lenguaje, aun cuando la RAE todavía no acepte o quizá no haya recogido todo nuestro repertorio, pienso que es igualada por ningún país. Casi tan sabroso como el café es la manera que tenemos los venezolanos de pedirlo, no importa si estamos recién levantados, bajos de cafeína, estudiando para el difícil examen del día siguiente, enratonados o amanecidos, camino al trabajo, en una panadería, en el kiosco de la esquina, en el mercado, en una cola o en el lugar mas exclusivo. Tomamos café todos los días, a cada rato y casi en cualquier sitio. Pero debo regresar al abanico de opciones que hemos creado para consumirlo y disfrutarlo.

No se cómo, pero basta pararse, por ejemplo, en la barra de una panadería cualquiera del país para escuchar cosas como estas: Epale dame un negrito!, un guayoyito chamo, guarapo, marrón corto, marrón largo, negro corto, expreso, un conlechito ahí, un tetero ahí rapidito que voy a llegar tarde, quiero un negrito corto con un chorrito de leche bien caliente, capuchino, marrón clarito con leche fría, marrón oscuro, un negrito pero no tan fuerte, dame un café pa ver si me despierto- estoy amanecido (y de paso nos enteramos de su intensa noche de rumba)........ Y lo mejor todo esto, lo pedimos simultáneamente a la misma persona, quien impecablemente nos entrega la orden exactamente de la manera como la esperábamos para empezar o continuar el día.

Seguramente, ante la desaparición de este líquido tan preciado, primero entraremos en la etapa de desconcierto, la queja, la crítica infinita e incisiva, la chanza y finalmente acostumbrados a su ausencia, construiremos un nuevo lenguaje, pero esta vez alrededor del café, siempre sabroso, pero sin leche.

Espero, en todos, que la ausencia y las desapariciones no se nos conviertan en costumbre.

jueves, 15 de noviembre de 2007

No han transcurrido diez años

No han transcurrido diez; apenas 6 años atrás o poco menos nos reunimos.

De sus manos recibí cuatro obsequios, que su hermano, por su intermedio, me envío.

El primero, una lámpara, que azul como el cielo, recibe en casa a quienes amablemente nos honran con su presencia.

Luego, un juego de envases de vidrio marron con sus tapas negras impecables.

Siempre los vi sobre una ventana en el apartamento de mi amigo Jesús y me recordaban esa parte de la infancia cuando visitábamos a "mi Tía Mila" (QEPD). Su esposo era el boticario de Piritu en el estado Portuguesa. Solo a 15 minutos de otro pueblo donde mi padre era el medico, también en el estado Portuguesa.

Me encantaba entrar a la parte posterior de la botica, donde preparaba las fórmulas mágicas que devolverian la salud a los piritenses o piriteños. Había muchos morteros de porcelana o de mármol, no recuerdo; largos y altísimos mesones para trabajar (al principio de mis furtivas visitas solo alcanzaba verlos por debajo), pero sobre todo muchos de estos frascos de diferentes tamaños, donde guardaba los elementos para sus pócimas y la alquimia. Sospecho que hoy las llamaría algo así como Fórmulas Magistrales.

Mi tío, siempre aparecía en la mitad de mi aventura, con su voz fuerte, que para mi en esa época era el grito de un gigante ogro, para lograr de inmediato el desalojo de su templo, profanado por mi curiosidad y mis sueños.

Estos recipientes, hoy albergan en casa toda una suerte de otra alquimia y llenos de aromas convierten mis locuras culinarias en emociones.... cuando acierto (y cuando no acierto también. Quién dijo que las emociones son solo placenteras??)

El tercer obsequio, fue una valiosa colección de collages que Jesús, imagino que en sus ratos de soledad y creación, convirtió en historias que hablan de él. Me lo recuerdan mucho. No quiero olvidarle.

Por ultimo, y quizá lo mas preciado de este legado; me contactó con Oscar quien además de ser su hermano, es Oscar. Ya le había reconocido en su cumpleaños, un 30 de diciembre, algún tiempo atrás. Nacieron en la misma fecha. Había un hermoso árbol decorado con pura Navidad en la mitad de la sala, que era cocina, y comedor y sitio de encontrarnos.

Pocas horas antes de regresar a Colombia, donde hoy reside con la deliciosa María Eugenia y el maravilloso hijo de su vida, compartimos un café en el Hatillo y en nuestra conversación, de tantas cosas, apareció este proyecto o mas bien la expresión que da nombre a este espacio.

Quizá la suma de toda esta historia, me permita completar los años necesarios para explicar el título que da inicio a este blog y que lo tome de un texto que encontré en uno mis viajes por internet buscando algo que me permitiera iniciar este lugar de encuentro: "Guión para una copa o un café diez años después". Una razón para tomarnos un Café..... con Propósito.

Por cierto gracias a Crapúscula por su espacio A Propósito. No le conozco, pero de su blog tome prestado este Guión que me pareció particularmente parecido al encuentro después de transcurridos diez años. Les copio el link: http://peroacuerdate.blogspot.com/2007/04/guin-para-una-copa-o-un-caf-diez-aos.html Vale la pena